El árbol de los recuerdos

En una galería donde el tiempo reposa, un árbol de metal se alza majestuoso. Con ramas que rozan el techo de los dioses, y raíces en mármol, eternas y grandiosas.

Cada hoja, un relato, una vida, un momento, forjadas por manos de artista, con aliento. En cada curva, la historia de un suspiro, en cada rama, el peso del destino.

Visitantes en sillas, observan en silencio, la obra que captura el fluir del tiempo. Y aunque los cuadros guarden sus secretos, el árbol relata sin miedo, sus cuentos.

Bajo la luz tenue, la escultura brilla, como un faro que guía en la noche sencilla. Es un refugio para las almas que buscan, la belleza en lo inerte, la paz que no se ofusca.

Así, en la sala, el árbol metálico vive, entre columnas que al cielo se erigen. Un monumento a la memoria colectiva, un símbolo eterno, de la vida creativa.