El arte de la sencillez

En el año 2127, la humanidad vivía atrapada en un sistema hiperconectado llamado Nodo, una red global que integraba pensamientos, emociones y decisiones de todos los seres humanos. Cada individuo tenía un chip en el cerebro que sincronizaba sus necesidades con las de la sociedad, optimizando recursos y eliminando el caos. Sin embargo, esta aparente perfección había creado un vacío: nadie tomaba decisiones propias.




Isla, una joven ingeniera, había crecido cuestionando la necesidad de esta interconexión absoluta. Para ella, los algoritmos que gobernaban el Nodo solo ampliaban la complejidad, mientras la esencia de la vida –la simplicidad de ser– se desvanecía. Una noche, encontró un manuscrito antiguo titulado El arte de la sencillez. Fascinada por el texto, comenzó a sabotear pequeños nodos locales, desconectando fragmentos de la red.

Con cada interrupción, Isla notaba que las personas volvían a experimentar sensaciones olvidadas: el silencio, el asombro ante el cielo estrellado, la espontaneidad de una conversación. Pero las autoridades detectaron su insurrección. La red, diseñada para protegerse, reaccionó con fuerza.

El día de su captura, Isla activó un programa final: desconectó una región completa del Nodo. Los habitantes, al principio, cayeron en el caos. Sin embargo, pronto empezaron a redescubrir una vida más sencilla. Isla fue sentenciada a ser absorbida por el propio Nodo, convirtiéndose en un flujo perpetuo de datos.

Cuando sus pensamientos se diluyeron en el sistema, una última frase resonó en la red: "La sencillez nos hará libres." Desde ese momento, pequeñas fallas comenzaron a multiplicarse en el Nodo, como si el sistema mismo anhelara el regreso a la vida humana real.